martes, 14 de agosto de 2007

Periodistas, abogados y mala información

Ladran...! Y la gran mayoría lo hace desde el desconocimiento de la ley, la legislación y la diferencia que existe entre una multa y una condena. El tema es Juan Castro, un ser brillante crucificado por pequeños infiernos humanos que lo fueron empujando hasta el balcón y la muerte, en un final que había sido muy anterior y que a muchos les pesa por haber sido junto a Rial, Abascal y otros pocos periodistas compañeros los que supimos leer, narrar y volcar lo que le pasaba a otro gran periodista como fue Castro, o Juancho, como yo lo conocí.

El jamás hizo el espamento ni quiso sacar ventajas de lo que informaban, opinaban o editaban otros colegas sobre él. Por la manera de meterse en los temas, cómo enfocarlos, por haber tomado posición con respecto a su sexualidad y a su adicción a las drogas... Nunca una carta documento, con él en vida. ¡Pero hoy no está! Entonces los que hablan de amarillismo y carroña son los mismos que pican de sus vísceras.

Es cierto, el juez correccional Fasciutto definió una sentencia en primera instancia, en la que resuelve en fallo que no está firme, porque es apelado, que Luis Ventura debería pagar una multa de 5.000 pesos por "invasión a la privacidad". Aquí empieza la mierda de la que ligeramente y desde un diván en París, a muchos kilómetros de distancia y de esta tierra, habla el tilingo de Iván González. ¿Qué sabe él de nuestra historia, de nuestra gente y de nuestras leyes y derechos? ¿Qué sabe este pendejo afrancesado de mi vida, de mi voluntad y de Juan Castro? Se prende de un tema para ganar chapa de qué... Que siga comprando perfume francés y hablando en gallego que le queda fenómeno para ganar personajes pintorescos en ficciones de baja monta.

Pero los buitres que hablan de buitres, lo usan para que firmen solicitadas que muchos, pasado el tiempo, abandonaron. En primer lugar quiero decir que los que no saben pero tocan de oído, hablan de condena y la realidad es que la realidad es una multa económica. Apenas un detalle entre multa y condena. No soy ningún delincuente ni tampoco asesino, como muchos se esmeran en hacerme aparecer. Apenas un periodista, al que le pidieron una sanción máxima de 90.000 pesos y la Justicia consideró que cabían apenas 5.000 y en primera instancia.

¿Qué quiere decir esto? Que sobre ese inmenso delito que algunos rapiñeros tratan de hacer ver, sólo se aplica un ínfima multa por algo que tampoco pudieron probar o demostrar y se esmeran en publicar en medios que son aliados, totalmente falseado.

Jamás pudieron probar que Ventura o algún integrante de sus grupos periodísticos, violaron correspondencia. Yo no abrí ninguna carta, correspondencia, ni mails, ni nada que se le parezca. ¡Soy inocente y lo digo y lo gritaré hasta el último de mis días! Porque es así y estoy convencido.

Me hubiese resultado muy fácil, como lo hizo Horacio Cabak, compañero del desaparecido "Intocables", pedir disculpas y retractarme de algo de lo que no estoy convencido porque me quieren cambiar la historia y venderme otra. Me hago responsable de las consecuencias y no me retracto de nada porque no hice nada que esté claramente tipificado en el Código Penal que rige nuestras leyes. Hice lo mismo que supo hacer Juan Castro en su ciclo "Kaos" y otros por el estilo. Lo mismo, exactamente lo mismo. Y también hablé de su sexualidad como él lo hizo y de sus adicciones como él lo hizo y también de los pecados que rondan por el mismo infierno que él sufrió.

Por eso me extraña que el doctor, patrocinante de la familia Castro, hable de los límites del periodismo amarillo y lo haga públicamente en medios en los que su socio tiene intereses comerciales, cuando también podría hablar del color de algunos abogados. Ellos mismos fueron los que me pidieron personalmente, antes del fallo y muy preocupados por la sentencia, que no fuera muy cruel en mis comentarios periodísticos sobre ellos. Y justamente ellos son los que quebrantan ese pacto de caballeros para meter presión al que ingenuamente accedí.

Si salgo a hablar es porque están operando en los medios que manejan, están rosqueando y no me la banco. ¡Es así! Porque si hay periodistas amarillos, entre los que no me considero con más de 34 años de trayectoria y más de cien puestos de trabajo en los que dejé los recuerdos que dejé, también hay abogados amarillos.

Por ejemplo, abogados que no asisten y plantan audiencias, abogados a los que hay que cambiarle los horarios para escuchar las sentencias porque la noche anterior se fueron de joda... con excusas telefónicas, abiertas y conferenciales que abochornan a los propios jueces que deben escucharlas... Por eso, si vamos a ponerles colores a las profesiones, empecemos por casa.

Soy respetuoso de las decisiones de la Justicia, y si hay que pagar una multa lo haré como decida el juez que me toque. Guardaré el respeto y el silencio que corresponda sin permitir que se filtren cosas del expediente... Pero que una vez que haya un fallo, que no aparezcan gansos como Divina Gloria que está más dormida que despierta durante el día, que no sabe ni cómo se llama, y que salgan pensamientos primarios como los de Dolores Fonzi que lo más perdurable que hizo en su vida fue desnudarse para "Playboy" y se conviertan en jueces y fiscales de la Nación, como si supieran de leyes y pidan cosas sobre las que ni saben ni se imaginan de las que se están hablando, no me lo banco y lo quiero decir.

Ahora resulta que el único asesino de Juan Castro es Luis Ventura. Ninguno de los médicos que lo malatendieron lo fueron para la justicia. En todos los sanatorios lo atendieron fenómeno permitiéndole ir a trabajar cuando no podía hacerlo. Todos los que dicen haberlo querido y amado son responsables de todo lo que le pasó incluidos los 500.000 pesos que le desaparecieron en los últimos meses de sus cuentas bancarias... De eso nadie habla. Lo peor fue sólo lo que hizo Ventura. ¡Por favor!

No señores, si esperan que me retracte no lo voy a hacer. Las cosas fueron como son y salieron a la luz, aunque haya dolido. La realidad las hizo dolorosas, no Ventura. Pero también nunca se dijo más de lo que ya se sabía, salvo las fotos reveladoras con su terapeuta, o los manejos extraños con su acompañante terapéutica, o las presiones del programa y la televisión en la que él estaba... En fin, sigo esperando lo que finalmente dictamine la Justicia, pero con dignidad y sin arrepentirme de lo que hice porque lo hice dentro del marco que permite la ley, la decencia y lo que mi conciencia me marca. No soy asesino, ni delincuente, apenas un periodista que trabaja como lo hizo toda su vida, sin comerle el bolsillo a nadie.

No hay comentarios: